viernes, 24 de septiembre de 2021

La Economía actual y su impacto en la sociedad de nuestro país.

 ARTICULO PUBLICADO EN REVISTA SEMANARIO SEPTIEMBRE 2021 N.º 113


– ¿Cómo evalúa la situación financiera del país? Desde una mirada profesional y en contacto con clientes diversos.

Para comprender la situación del país es necesario enmarcarla en un todo. Considero que es erróneo evaluar la actividad financiera sin atender a lo que ocurre con la economía en general, con el sistema jurídico, con la educación. Partiendo de esta base se observa desde hace mucho tiempo a la Argentina como un país desorganizado, con un gran caos en los tipos de cambios y en materia fiscal, con un gran caos en materia de gasto público e inflación.

Cualquier caminante puede observar los signos de una sociedad castigada por esta desorganización sumado a los trastornos que trajo consigo la pandemia, el desempleo y la pobreza, la fuga de empresas y jóvenes y una sensación de que el horizonte de expectativas favorables se va cerrando con el paso de los años.

No es la primera vez que esto acontece, pero las crisis que se acumulan marcan esta circunstancia con el sello de la desazón.

También es necesario reconocer que el ADN del emprendedor argentino siempre se adapta y encuentra una salida a este tipo de crisis. Hay una frase muy linda de Thomas Edison que dice “Los que piensan que es imposible no deberían molestar ni interrumpir a los que lo estamos haciendo”Siempre hay cosas por hacer y siempre se puede estar mejor y superarse con las medidas correctas.

 

– ¿Qué circunstancias enfrentan comerciantes y empresas? ¿Con qué preocupaciones e interrogantes llegan a su Estudio?

¡Se observa que el sector productivo en general ha perdido la brújula! empresarios, profesionales, emprendedores, trabajadores, no encuentran un rumbo claro. El día a día del Estudio acompañando a emprendedores y empresas nos pone de relieve cuestiones comunes a todos ellos: “Las normas económicas parecen obstaculizar más que incentivar la actividad empresarial. El sistema impositivo representa una carga excesiva para la actividad inversora y para el esfuerzo laboral.”

Las políticas macroeconómicas seguidas por los gobiernos no establecen reglas de juego claras. Tasa de inflación alta y variable, gasto público alto y creciente, tipo de cambio disociado de la realidad, controles estrictos para acceder al mercado de capitales, retenciones y prohibiciones al comercio exterior.

En definitiva, todo este combo de regulaciones prohibitivas, el festival impositivo, una legislación laboral intolerable para las pymes trae consecuencias no solo desde lo económico, sino que también desde lo social ya que se destruye la base que dinamiza el desarrollo de cualquier país.

– ¿Cuántos cambios se requieren desde las leyes impositivas para que la economía encuentre un rumbo productivo?

Marcel Proust en uno de sus aforismos decía: “Aunque nada ¨cambie, si yo cambio, todo cambia” lo cual tiene mucho que ver con la educación, con la transformación y como establecíamos al principio de la nota “no se puede hablar de cambios sin una visión general y global del problema”. El rumbo productivo no se recupera solo con modificaciones en el plano impositivo, sino que también requiere de una reforma educativa que fortalezca las orientaciones laborales y las prácticas profesionales del nivel secundario; que reasigne recursos donde más haga falta para reducir las desigualdades socioeconómicas del sistema; que digitalice el aula e incorpore tecnología en el proceso de enseñanza y aprendizaje y en la gestión institucional. Es necesario vincular de manera inteligente el sistema educativo con el sistema productivo.

Requiere también de una reforma laboral que introduzca un régimen contractual que facilite la inserción laboral de los jóvenes, y la reinserción formal de los adultos desplazados por el sistema o de aquellos que se encuentran permanentemente informalizados. Considero que la prohibición de despidos es insostenible para la pequeña y mediana empresa.  Es necesario contar con convenios laborales que se ajusten a las actividades y a las distintas regiones de nuestro país. No se puede aplicar el mismo convenio colectivo en una gran empresa y en una pyme.

La reforma tributaria deberá atender a un esquema progresivo del impuesto a los ingresos que reemplace los muchos impuestos distorsivos y duplicados que desalientan la producción y la formalidad, junto con un esquema de administración que reduzca la evasión y rompa el círculo vicioso de la dualidad tributaria donde la evasión sube el costo de los que pagan, incentivando la evasión. Urge bajar la carga impositiva que sufren comerciantes, empresas y el sector laboral.

– ¿Cuánto influye la emisión en el proceso inflacionario?

Considero que el problema inflacionario es un problema monetario. El dinero actúa como si fuese un bien más que circula en el mercado. En este sentido y para clarificar el concepto con un ejemplo, cuando la cosecha de tomates es abundante su precio baja porque es muy fácil conseguirlo, en cambio cuando la cosecha es escasa su precio tiende a subir. Con el dinero sucede lo mismo, si se inyecta dinero indiscriminadamente a través de la emisión monetaria sin una demanda que lo respalde, su valor es menor. El dinero pierde poder adquisitivo y las personas requieren mayor cantidad del mismo por cada bien que quieren intercambiar, generando de esta manera procesos inflacionarios.

– ¿Por qué el argentino pierde confianza en su peso y busca otras alternativas monetarias o reservarse en ladrillos?

Básicamente el dinero debe cumplir con las funciones de ser: Medio de cambio, es decir que debe ser aceptado por la sociedad para la realización de transacciones comerciales y para la cancelación de deudas. Debe ser unidad de cuenta, es decir que me debe servir para saber cuánto valen los distintos bienes y servicios y además debe cumplir con la función esencial de ser depósito de valor, es decir que le debe permitir a las familias y a las empresas mantener o conservar sus riquezas. Y en este punto aparece la cuestión de la confianza, y la confianza no admite grados, es un concepto binario: confiamos o no confiamos. Entonces cabe preguntarnos: ¿Confiamos o no confiamos en nuestra moneda argentina? Cuando la sociedad no tiene confianza en su moneda, porque observa que la inflación le devora su poder adquisitivo, busca otras alternativas de resguardo de valor como pueden ser el dólar, los euros, los ladrillos o cualquier otro bien que le brinde la seguridad de que va a poder conservar su patrimonio.


domingo, 21 de febrero de 2021

Cambios de Paradigmas: "Maneras de Repensar la Educación del Futuro"

 Este artículo de mi autoría ha sido publicado en el Nº 106 de febrero de 2021 de la Revista Semanario: la Revista de Gualeguaychú.

El filósofo español José Antonio Marina sostiene que existe una Ley Universal del Aprendizaje, que dice: “Toda persona, institución, empresa o sociedad para sobrevivir necesita aprender a la misma velocidad a la que cambia el entorno; y si quiere progresar, debe hacerlo a mayor velocidad”.


Existe un consenso casi absoluto sobre el rol fundamental que cumple la educación en la vida de las personas, especialmente en los jóvenes.  Más allá del debate acerca de qué educación es conveniente ofrecer a la población joven, sí es cierto que la educación en Argentina sufre la ausencia de adaptación a los tiempos que corren, lo que genera desinterés y falta de atractivo en los adolescentes.

Una escuela secundaria que genere interés y desafíe a los estudiantes resulta necesaria para, por un lado, reducir las tasas de abandono escolar y, por el otro, formar jóvenes preparados para desarrollarse en su vida adulta. Tanto a nivel personal como a nivel social, resulta imprescindible fomentar una cultura del aprendizaje, una pasión por aprender.

Las circunstancias difíciles suelen dar origen a cambios de paradigmas, a marcos de referencia totalmente nuevos, a través de los cuales la gente ve el mundo, se ve a sí misma y ve a los otros y lo que la vida le pide.

Los grandes cambios pueden empezar con pasos muy pequeños. Los pequeños cambios tienden a ir sumándose. Esto no significa que el cambio sea fácil, pero tampoco siempre es difícil.

Una de las formas de lograr estos cambios es que la educación secundaria ofrezca instrumentos que eduquen para esa etapa de la vida y contribuyan a mejorar la transición entre una y otra instancia.

Entre esos instrumentos, están los que vinculan el ámbito educativo con el ámbito laboral. Es aquí donde surge una de las principales desviaciones, la curricula educativa va quedando desalineada de los cambios y movimientos permanentes que se producen en la esfera productiva, pero también por la búsqueda de nuevos saberes y horizontes por parte de los estudiantes.

Resulta necesario, a la hora de pensar una educación secundaria que se amolde a la realidad y vincule la educación y el trabajo, tener en mente que gran parte de los jóvenes piensa continuar su formación académica luego de la secundaria. Y en este punto no se trata de generar un primer empleo, sino de transitar un camino de experiencias que acerquen al alumno a un mundo que hasta ahora le es desconocido.

En esa búsqueda de lograr una educación que se adapte a la actualidad y mejore la formación de los jóvenes, resulta fundamental resolver uno de los principales problemas que presenta el sistema educativo en nuestro país y es que: la enseñanza primaria no se habla con la secundaria, esta tampoco lo hace con la universidad, y la universidad, salvo honrosas excepciones, no lo hace con el mundo laboral”.

Se hace sumamente necesario escuchar la voz de los principales protagonistas del sistema educativo: los alumnos.

Entender sus intereses, sus preferencias, sus necesidades, sus miedos, sus preocupaciones y hasta sus proyecciones de vida, debe ser el punto de partida para pensar una nueva educación secundaria, que permita un acercamiento de los estudiantes a la vida posterior a la escuela. Lo importante no es únicamente que nuestros alumnos aprueben, lo importante es que, además, sepan que van a tener que estar aprendiendo toda su vida, no solo laboralmente, sino personal, política, afectiva y espiritualmente. Es necesario fomentar que los alumnos tomen la dirección de su propio aprendizaje y que la educación para el trabajo no pierda su otro rol fundamental, como es educar para la vida.

Toda la comunidad educativa debe comprender que los problemas no se resuelven solos, que hay que aprender a resolverlos. Hablamos mucho, y con razón, de fomentar el emprendimiento, de estimular la innovación, como si fueran habilidades que cayeran del cielo. Pero en realidad hay que aprender a emprender, a innovar, a resolver problemas. El lema es simple y poderoso: hay que aprender para tomar buenas decisiones y actuar”. Todos tenemos la responsabilidad de despertar la educación y sacarla de este estado de rutina e inercia en la que se halla inmerso, para lograr llevar al máximo las posibilidades de las personas, cuyo talento constituye nuestro gran capital social.



miércoles, 16 de diciembre de 2020

Liderazgo Institucional en Tiempos Difíciles: Artículo Publicado en "Revista Semanario"

 

Hay momentos en la vida en la que se te cae el avión”. Ésta frase extraída de una conferencia de Roberto Canessa, sobreviviente de la Tragedia de los andes, pone de relieve la situación que atraviesan nuestras instituciones sociales desde que apareció en escena la “pandemia”, los grandes cambios provocados por la misma parecen mostrar que nada será lo mismo y que no será una tarea simple volver a los viejos hábitos y formas.



 

Si liderar o llevar adelante una institución social en situaciones normales trae aparejados desafíos, liderar ante la adversidad requiere de una dosis importante de “Capacidad de adaptación y creatividad” por parte de los cuadros dirigenciales.

 

Algunas formas dirigenciales y de liderazgo desaparecerán por la incapacidad de hacerle frente a esta ola de transformaciones, otras conseguirán sobrevivir por su capacidad de adaptación y algunas emergerán como nuevas formas y fruto del nuevo escenario local y global que se presenta.

 

Lo que la pandemia se llevó:

Ahora bien, si analizamos las reacciones o los patrones de comportamiento de aquellos dirigentes que no han podido adaptarse a los nuevos paradigmas y desafíos que trajo consigo la pandemia, podemos ver a las claras cuáles son esas formas de liderazgo institucional que tenderán a desaparecer por no tener respuesta al entorno:

·         Incapacidad para escuchar: el dirigente impone sus opiniones sin buscar consensos anulando las propuestas de los miembros de su equipo. El resultado es un grupo serial de “Sí Señor”, donde todos esperan la opinión del líder antes de ofrecer la propia. No se permite el disenso.

·         Arrogancia: líderes con “aires de superioridad” y seguridad que roza la soberbia. El orgullo aleja al líder de su gente y de los fines de la institución que representa.

·         Falta de integridad: entendida como “decir lo que se piensa y hacer lo que se dice”. Esto trae aparejados favoritismos, incumplimientos de compromisos pactados, desalineación entre la actitud del líder y los principios institucionales.  

En general se puede hacer una lista muy amplia de las características de estos líderes que no han podido o no han querido adaptarse a los nuevos cambios. Suelen generar situaciones incómodas en público, no dan feedback, no son empáticos, son megalómanos.

 

El camino que viene:

El virus puso el mundo patas para arriba, institucionalmente nos mostró lo que ya no servía, pero también nos enseña el camino que viene y aquellas instituciones y dirigentes que tomen nota de ello tendrán una ventaja sustancial.  

 

El futuro líder deberá ser “un coach inspirador, un gran comunicador con una perspectiva intercultural” y para ello es necesario conectarse con cada una de las patas que sostienen nuestras instituciones y con cada uno de los integrantes de la misma, y para ello se requieren algunas acciones:

 

·         Transitar la ruta de las emociones: y ello requiere conectarse, comunicarse frecuentemente, tener empatía con los integrantes de las distintas instituciones. Saber escuchar. “Escuchar más que hablar”. La comunicación es más difícil en tiempos de virtualidad por ello es necesario esforzarse más para interpretar los estados de ánimo y las reacciones de los miembros de las instituciones.

 


·         Mantener la motivación y la esperanza entre todos los integrantes de las instituciones ayuda a lograr mayores índices de felicidad y de productividad.

 

En definitiva, como dice el gran profesor Ándres Hatum: “Es mejor mirar esta tempestad de frente y pensar estrategias.  Algunos líderes, sobre todo aquellos que se creían indispensables, ya no existirán en la otra ladera del camino, el vendaval consiguió hacer lo que cientos de consultores no pudieron: los ha evaporado (la cadena de pagos de la soberbia se corta, pero al final se paga)”

 

Si bien esta pandemia pasará y seguramente dejará muchas cicatrices institucionales, habremos aprendido que la gente siempre tiene mucho más para dar y que como líderes o dirigentes debemos propiciar los mejores entornos y los mejores climas institucionales para que ello ocurra, y el mejor camino y el más constructivo siempre es el del trabajo transparente en equipo. Trabajo que debe operarse desde la humildad que es el requisito fundamental para aprender ya que la arrogancia, su opuesto, nos lleva a la falsa creencia de saberlo todo y desde ese lugar nos cerramos al aprendizaje. Como sostiene el filósofo estadounidense Eric Hoffer: “En tiempos de cambio, quienes estén abiertos al aprendizaje se adueñarán del futuro, mientras que aquellos que creen saberlo todo estarán bien equipados para un mundo que ya no existe”

jueves, 26 de noviembre de 2020

MACROECONOMÍA: POLÍTICA MONETARIA

La política monetaria son el conjunto de medidas tendientes a controlar la cantidad de dinero, las condiciones crediticias y las tasas de interés existentes en el mercado. Está es una breve explicación de los principales tópicos de la política monetaria destinadas a la Educación de Jóvenes y Adultos.


 

domingo, 17 de mayo de 2020

Economía Solidaria Para la Felicidad


Decía Aristóteles que sin Libertad no hay economía. Y cuando hablamos de libertad nos referimos al hecho de poder elegir, de no aceptar lo que me imponen sino de poder elegir lo que realmente me perfecciona y me hace feliz. El mundo actual busca la felicidad en el consumo, en correr detrás del auto último modelo, del nuevo celular o del último electrodoméstico.

 

El escritor uruguayo Alejandro De Barbieri sostiene que: los gurúes de moda nos quieren convencer de que la puerta de la felicidad se encuentra sin el otro, por eso estamos cada vez más encerrados en nosotros mismos, aislados de nuestra familia, de nuestros vecinos y de nosotros mismos.

 

Ante este individualismo y consumismo imperante el presente artículo pretende poner de manifiesto que en la Economía Solidaria y en particular en el Cooperativismo podemos hallar un camino firme y válido hacia la felicidad, siendo solidarios y generando economías que incluyan a los demás.

 

Para ello debemos comprender que la solidaridad no es un elixir que se adquiere y se aprehende en la escuela, ni tampoco cursando el más extravagante de los postgrados, tampoco la encontraremos en un libro encuadernado expendido en un kiosco o en una librería esotérica.

 

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Necesita para su existir de una serie de hechos y principios que comulguen con el mismo ideario.  Partiendo de la familia debemos confluir en un Estado que respete al hombre, lo proteja y lo guíe en el transitar de un derrotero que lleva a un lugar, a un destino que al final no concluye en una meta llena de veleidades materiales, sino que lo eleva en el logro del fin único y propio de su existir.

 

         Como brillantemente lo sostiene el Profesor Roberto E. Franco: Si la economía solidaria fuese la impronta de la humanidad, cuantos sufrimientos se habrían evitado sobre el firmamento, cuantas miserias se habrían sepultado para siempre, cuantas penurias se habrían transmutado en derroches de bienestar, cuantas envidias y egoísmos se habrían desplazado a llovizna tenue pero firme de solidaridad.

 

La economía solidaria encuentra hoy una excelsa forma de expresión en las cooperativas. Ellas le dan la impronta insustituible de la solidaridad heredada de las organizaciones primarias de la vida comunitaria como la familia. Esa solidaridad social se transforma en una exigencia básica para el devenir de la supervivencia diaria.

 

El cooperativismo, aplica originariamente la solidaridad – impronta de todos los hombres, las sociedades intermedias y el Estado - que aspiran al Bien Común. Atendiendo a que el principio, el sujeto y el fin de todas las instituciones sociales es y debe ser la persona humana. La economía solidaria su fundamenta en los siguientes principios:

 

La reciprocidad en los cambios es el principio fundante del funcionamiento de una economía natural, permite la existencia de un ambiente social donde todos, si absolutamente todos, son miembros necesarios de la sociedad que integran. Si la economía se ajusta a lo que denominamos una economía natural, existirán diversos niveles de vida, pera cada hombre y cada grupo social obtendrá lo necesario para desarrollar una vida digna en un ambiente de auténtica libertad.

     Cada hombre será al mismo tiempo productor y consumidor. El intercambio (en el buen sentido de la palabra: reciprocidad) que une a ambos deberá permitir a cada uno seguir ocupando el mismo lugar en la escala social luego de producida la transacción.

     Si esto no es así no hay reciprocidad y unos grupos se enriquecen más que otros y se suscita un problema moral y jurídico que debe ser previsto y evitado por el Estado en su consecución del Bien Común.

    

La subsidiariedad es un bien originario que permite desde el hombre hacer todo lo que sea posible, siguiendo por las sociedades intermedias y terminando en el Estado cuando las posibilidades son insuficientes en los estados sociales anteriores.

 

La supletoriedad es el valor insustituible que tiene el Estado de reemplazar y proteger a las sociedades intermedias que requieren su apoyo ante dificultades perplejas e insalvables para las mismas. Buscando de esta forma mejorar las condiciones de vida, para que éstas sean más dignas y sanas para vivir, crecer, desarrollarse y producir.

 

La subsistencia es el principio que protege la vida nacional encauzando la vida económica hacia la independencia. Extendiéndose luego a los distintos países, razas y naciones, ayudando los países más ricos a los más pobres y no aprovechándose de sus debilidades y limitaciones.

 

La aplicación de estos principios en nuestras vidas nos acercará sin dudas a ser cada vez más felices, a encontrar en la cotidianeidad de nuestros actos momentos únicos e irrepetibles, por ello debemos ser un faro que guíe e ilumine   el camino que conduce a la felicidad, aspirando siempre a la verdad, el bien y la belleza para ser libres. Rompiendo con el viejo axioma de la economía individual y egoísta de maximizar las ganancias por el de una economía natural y solidaria que diga:

 

 ¡En lugar de “maximizar” sus ganancias “optimicen” sus vidas!


Economía de las Cavernas: los dos caminos

En el año  380 a.C.  el gran filósofo Platón en el séptimo libro de su obra “La República” planteó el “El mito de la caverna” y nos mostraba cómo los hombres, aprisionados por cadenas, son expuestos a una percepción falsa de la “realidad”; siendo manipulados por seres de más poder que los condenaban a la ignorancia utilizando formas y hogueras que proyectaban una verdad distorsionada; sin embargo, solo aquellos que lograban liberarse de las cadenas, mirar hacia otro lado y luchar por salir de este lugar, eran dichosos de aprender y ver una nueva realidad a través del conocimiento.

La filosofía de vida actual nos presenta dos formas de ver la realidad, dos caminos contrapuestos que se originan y finalizan fuera del orden económico.

 

El camino de la maximización, propio de la economía liberal, plantea una falsa realidad, una realidad distorsionada, si así se la puede denominar, que intenta facilitar al hombre un paraíso terrenal que cubre todas sus sueños e ideales en el ámbito material. Poseer cosas y más cosas. Nos hacen creer, que mientras más posesiones tengamos, dirigiremos a otros o tendremos mayor Valor sobre otros; especialmente, si hablamos de dinero.

 Pero es indudable que este camino es un callejón sin salida, que no logra su objetivo. El hombre encerrado en una caverna y aprisionado por cadenas se siente vacío, desvinculado definitivamente de su fin sobrenatural y de su vida emocional, se encuentra imbuido de un profundo egoísmo, posee todos los bienes, todo el confort, pero inmerso en un intenso divagar sin esperanza, no logra lo que se propone, no puede consolidar su vida en un mundo artificial.

 

Esta malformación que se produce en la mente humana adormece al hombre y no le permite comprender la gravedad del problema en que lo han sumergido, y solo puede ser corregida desde lo cultural y lo educativo.

 

El otro camino, el camino de la Solidaridad, propio de la Economía Natural, vuela alto; propone un hombre íntegro, que desarrolla sus capacidades corpóreas y espirituales, un hombre pleno, feliz, humilde y sabedor de sus limitaciones, pero promotor de un ambiente solidario. Un hombre que trasforma el vuelo en un despliegue sólido y permanente. Un hombre, de carne y hueso, que todavía sueña, mantiene ideales, trae hijos al mundo.

Un hombre que necesita y exige “coherencia y compromiso” para cortar las ataduras que nos mantiene retenidos en la caverna; si queremos comprender y crear una nueva realidad, debemos comenzar por realizar cosas nuevas distintas a las que veníamos desarrollando, para de esta forma obtener resultados distintos.

 Esta nueva percepción de la realidad que transita el camino de la Solidaridad encuentra en las Cooperativas a su mejor aliado. Ellas, las cooperativas, le dan la impronta insustituible de la solidaridad heredada de las organizaciones primarias de la vida comunitaria como la familia. 

     La solidaridad fue, es y será el principio originario y médula dorsal del movimiento cooperativo en todos los tiempos.      La solidaridad ocupa un lugar prioritario en el campo económico, en el cuál generalmente las cooperativas desarrollan sus actividades.

 

Si la solidaridad fuese “la mano invisible” que motorizase el mercado, el instrumento no sería la competencia, y mucho menos, la concurrencia. Ese motor sería la reciprocidad.

 

Entre las propuestas de mayor valía se pueden mencionar la formulación de los principios de las cooperativas de producción y consumo. Las primeras procuran eliminar la enemistad que se presenta en forma permanente entre el capital y el trabajo.   Las cooperativas de consumo persiguen la eliminación de la intermediación facilitando, por lo tanto, una comunicación directa entre productores y consumidores.

 

Reciprocidad en los cambios, libre y justo intercambio, estabilidad laboral, distribución equitativa del ingreso, respeto por la dignidad humana son valores de la economía natural y solidaria.

 

Son caminos contrapuestos, que no poseen puntos en común. Se requiere un acto de sinceridad del hombre, que elija libremente un camino o el otro, sin puntos medios, sin diagonales, pero asumiendo luego las consecuencias de su decisión:

·         Un camino prioriza la maximización de la ganancia el otro camino la reciprocidad en los cambios.

·         Un camino tiene el costo de un peaje: la libertad absoluta de los poderosos sobre los débiles; el otro solo exige el libre y justo intercambio.

·         Un camino tiene la vía rápida de la flexibilidad laboral y el ajuste salarial; el otro la trama segura de la estabilidad laboral y la distribución equitativa del ingreso.

 

Debemos despojarnos de ataduras y abandonar esta “economía de las cavernas”, para de esa forma desplegar las alas de la solidaridad y la reciprocidad, único camino para comprender que la maximización de las ganancias tiene una cara contrapuesta: el hambre, la marginación y el fin de la esperanza. Comprendiendo que “nuestra felicidad es interior y no exterior y que por lo tanto no depende de lo que tenemos sino de lo que somos.”


Docentes tras las Rejas: Nota publicada Por Semanario


Enseñanza en privación de Libertad

La educación y la vocación docente te pueden llevar por caminos impensados “Como seres humanos participamos en transformar el mundo y esto ocurre cuando incidimos en nuestro entorno y logramos darle valor”.

Nahuel Otero es Profesor en Ciencias Económicas y Contador Público y desde el año 2004 ejerce la docencia en ambientes de privación de la libertad; específicamente en la Unidad Penal N°2 de la Ciudad de Gualeguaychú en donde funciona un colegio secundario, la Esja N°10; la cual permite a las personas privada de su libertad terminar con sus estudios secundarios y obtener el título de Bachiller con orientación en Economía y Administración de empresas. En diálogo con Semanario el Profesor Otero brindó detalles sobre esta particular forma de ejercer la docencia:

 

¿Que motiva ejercer la docencia en un ambiente de privación de libertad?

 

Creo que la respuesta a esta pregunta se encuentra en la vocación docente: “el docente tiene en sus manos la posibilidad de cambiar el mundo con sus enseñanzas, con sus palabras y sus gestos; mediante una educación libre de prejuicios e integradora de todas las personas para construir una sociedad mejor”.

 La educación tiene esa particularidad: te abre puertas y caminos que muchas veces son impensados y que te permiten construir mejores modalidades de convivencia y elevar la calidad de nuestra existencia.  La Unidad Penal N°2 ubicada hoy en el corazón de nuestra Ciudad vuelve impactante el paisaje con sus viejos paredones y rejas oxidadas y pocos saben que alberga en su interior un pequeño lugar, una humilde escuela, en donde se forjan sueños e ideales de una vida mejor.

Es indudable que la educación dentro de una unidad penal se presenta como algo novedoso y que mezcla un poco de aventura, de novedad y hasta te diría un poco de fascinación por conocer un mundo oculto a la sociedad y que genera muchos tabúes. Es abrir una puerta a un ambiente educativo donde uno jamás, hubiera planificado desarrollar su carrera profesional.


¿Como es un día de clases tras las rejas?

 

 Llevo 15 años formando parte de un cuerpo docente integrado por Profesores y Profesoras que desarrollamos nuestra actividad en el Colegio secundario que funciona dentro de la unidad Penal N°2 en donde los internos/ alumnos tienen la posibilidad de terminar sus estudios secundarios. El impacto que genera tener que recorrer un largo y húmedo pasillo, pasar tres rejas hasta llegar al colegio y que las mismas se vayan cerrando en la medida que avanzas es muy fuerte desde lo emocional. Somos  un grupo de “docentes tras las rejas”, que todos los días ingresamos a la unidad penal y que por un par de horas compartimos con nuestros alumnos la sensación de estar privados de la libertad, siempre con  el simple afán y con el deseo de mejorar la realidad de los alumnos que asisten, entendiendo que el Ser no está detrás, sino que se constituye en las posibilidades de cultivar el alma, incrementando el valor del aprendizaje como el camino de la transformación personal.

Ya en la Escuela el docente desarrolla su tarea como en cualquier institución educativa, con un contacto directo con el alumno, sin rejas de por medio y sin guardias. La escuela se transforma de esta manera en un reducto dentro de la unidad penal donde se respira libertad, donde la comunidad educativa puede atreverse a volar y a soñar a través del conocimiento y la lectura.

La finalización de la jornada educativa es otro momento muy particular y que genera muchas sensaciones encontradas; el chirrido de las rejas que antes se cerraban a nuestro paso ahora se abren, los alumnos regresan a sus pabellones a seguir cumpliendo con sus condenas y los Profesores respiramos la suave brisa de la libertad dejando atrás esa enorme mole de cemento que tantas historias y secretos guarda tras sus paredes.

 

¿Como es el funcionamiento del Colegio dentro del Penal?

 

Se trata de una institución educativa que funciona dentro de otra institución como lo es el Servicio Penitenciario, en donde el docente tiene que adaptarse a las normas de funcionamiento y de seguridad de la unidad penal. Existe un trabajo de coordinación permanente entre el cuerpo docente y los Agentes del servicio Penitenciario ya que son éstos quienes buscan a los alumnos en sus respectivos pabellones para que puedan asistir a clases.

La educación en ambientes de privación de libertad rompe el molde de la educación convencional, se pierden elementos tradicionales de las escuelas como lo son el timbre o la campana y se los reemplaza por un simple golpeteo de candado o de cerrojo contra una reja para solicitar la apertura o la salida de la escuela. Las pizarras y borradores son construidos por los propios alumnos dentro de los distintos talleres que funcionan en la unidad penal. La vieja biblioteca, con libros antiquísimos y aromas a papiro, se transforma en el centro de reunión donde profesores y alumnos diagramamos las actividades a realizar.

 

¿Como es el trato con los alumnos?

En todos los años que llevo como docente en la Unidad Penal he tenido alumnos de distintas latitudes y con distintos tipos de delitos cometidos que los han llevado a estar privados de la libertad. Siempre encontré gratitud de parte de los alumnos hacia la función que me tocaba cumplir como docente. Uno debe despojarse de la mochila de los prejuicios y ver que la persona que tiene enfrente es un alumno que busca formarse dentro de un ambiente donde le toca estar purgando una condena. Al docente no le debe importar el delito que el alumno haya cometido, lo que le importa es que ese alumno busque superarse y que deje atrás un pasado que le ha sido turbulento.

El paisaje formado por grandes muros y alambres de púas entrelazados, las torres de control y sus reflectores apuntando hacia distintas direcciones, los gruesos barrotes coronando las ventanas son el ámbito en donde la educación carcelaria genera una respuesta que hace tambalear el orden de prioridades y de valores que uno posee. Uno ingresa a dictar clases al penal con la vorágine del día a día, con los problemas cotidianos que a todos nos afectan y te encontras con alumnos que dejan caer sus lagrimas o se hallan deprimidos por no poder ver a sus familias o por no poder asistir al cumpleaños de sus hijos. Son situaciones que te llevan a meditar sobre lo que verdaderamente es importante: muchas veces tenemos todo al alcance de nuestras manos y no hacemos un alto para valorarlo y disfrutarlo. La persona despojada de su libertad física busca aferrarse a sus afectos más profundos y vive con mucho dolor e infelicidad su ausencia. La familia es un tema recurrente en nuestros alumnos, sus añoranzas y recuerdos y los sueños de un futuro mejor son el principal motor de motivación para comprender que existe una libertad que no se pierde: la libertad espiritual.

La lluvia, el frio o la niebla del invierno que recorre los pasillos de la unidad penal no son impedimentos para asistir a la escuela. Los alumnos privados de la libertad siempre están y coinciden en que “entrar al mundo del delito es muy sencillo pero salir del mismo se vuelve algo muy complejo”, saben que el proceso de reinserción social no es sencillo. Que los sueños y planes de una vida mejor y dentro del marco legal vigente se desintegran frente a una sociedad que estigmatiza y que mira con gran desconfianza el paso por prisión.  

Me ha resultado muy gratificante el haberme encontrado en la calle con personas que ya cumplieron su condena y que fueron mis alumnos en la unidad penal y que se han acercado a saludarme y charlar. El hecho de escuchar de ellos que han podido rehacer sus vidas y que la educación fue su escapatoria en esos difíciles momentos se transforma en una caricia al alma, en un reconocimiento invalorable para quienes ejercemos la docencia en ambientes de privación de libertad.

 

La educación carcelaria muchas veces no es aceptada ni comprendida por una parte de la sociedad que sostiene que los penales son un ámbito de castigo y no de formación. Pero el verdadero docente ama su profesión y de manera silenciosa, sin importar el ámbito ni los recursos, desarrolla su vocación comprendiendo que la libertad es un hecho interior que se vive a través de la educación, como maravillosamente sostenía Antoine de Saint-Exupéry “Si queremos un mundo de paz y de justicia debemos poner la inteligencia al servicio del amor”. Así, amar y comprender se unen para servir, desde la empatía, desde la voluntad de construir un bien común. Porque si la cultura y la verdad nos hace libres, el amor y la voluntad nos hacen fuertes, y la unión de todos ellos hace que esta vida que nos ha tocado vivir sea más plena y llena de sentido.